Memoria Huertera es un proyecto de 9 mujeres rurales de La Araucanía Andina, quienes abren las puertas de sus hogares para compartir saberes y técnicas huerteras. Es una invitación a aprender de quienes han trabajado la tierra por generaciones, a hacer desde lo local y mirar hacia nuestros territorios únicos y particulares, en búsqueda de respuestas.
En este proyecto participan: ✱ Anita Cruz ✱ Bernardita Esparza ✱ Lila Arias ✱ Marcela Ríos ✱ Magali Riffo ✱ Ivonne Cárdenas ✱ Elizabeth Saez ✱ Elena Aguilera ✱ Juanita Coñuequir ✱
Anita Cruz, Carhuello.
Anita y su familia son de Carhuello, cuenta que aprendió de su mamá todo sobre el trabajo en la huerta. Ella le enseñó a no comprar verduras, si no que a cultivarlas, a sembrar con la luna, a cocinar y a conservar. Su papá se encargaba de las papas y los frutales, así que nunca les faltaba comida durante el año. Ahora, Anita es una experta conservera, no deja que nada se pierda y todo lo guarda. Siempre tiene algo rico y sano para ella y su familia, ya sea con verduras frescas de la huerta o con lo que ha guardado de otras temporadas. Con su marido, hacen todo el trabajo en el campo: arreglan los cercos, cuidan las ovejas, los patos y las gallinas; sacan y cortan leña, preparan el compost y la tierra de hojas. Para Anita, la huerta es su espacio sagrado.
Bernardita Esparza, Carhuello.
Berni es oriunda de Carhuello y huertera por tradición, aprendió casi todo sobre la huerta de su madre. Además, se capacita constantemente en los talleres del PDTI (Programa de Desarrollo Territorial Indígena), donde sigue incorporando nuevas prácticas y conocimientos agroecológicos. Es tesorera de las Damas San Sebastián y miembro de la agrupación Las Viejas Verdes, con quienes organiza talleres para mujeres rurales, mercados y trafkintus. No solo es experta en la elaboración de conservas y cocinera tradicional, sino que también reproduce plantas nativas en su vivero, cría gallinas y ovejas, realiza productos con hierbas medicinales y tiene un taller de costura donde confecciona productos con telas recicladas.
Lila Arias, Carhuello.
La señora Lila trabaja la huerta desde que tiene memoria. Recuerda que desde muy pequeña ayudaba a su madre a preparar la tierra, desmalezando y luego regando “con vasito”. Para ella, las verduras no se compran; siempre son más sabrosas cuando las cosecha directamente. De esta forma sabe qué está comiendo y tiene la certeza de que es sano y bueno para su salud. A pesar de vivir en una zona donde no es fácil cultivar por el frío, la lluvia y la nieve, Lila ha decidido no tener invernadero. Dice que así las plantas crecen fuertes, "como antes". Debe ser cierto, porque tiene mucha energía, es sana, tanto de cuerpo como de mente. Cuenta que mientras trabaja en la huerta, no piensa en otra cosa, riega sus plantas, les habla y las cuida.
Marcela Ríos, Carhuello.
Marce es nacida y criada en Carhuello. Vive en el predio que heredó de su familia, y de allí no la mueve nadie. Tiene ovejas, cabras y gallinas. También es apicultora, cosecha su propia miel. Mientras recorre su terreno, las ovejas, las gallinas y los pollitos la siguen a donde quiera que vaya. Tiene un don especial con los animales; les habla y los cuida con cariño. En especial a Andrés, un cordero que quedó huérfano y al que Marce cuida en su propia casa, dándole biberón. Cuando lo llama, él corre hacia ella. Marce sale a recolectar moras, frambuesas y rosa mosqueta, con las que hace mermeladas y kuchenes, además del pan amasado, huevos de campo y otros productos los que vende en su local. Mantiene su huerta con decisión y trabajo, porque es así como sabe vivir.
Magali Riffo, Lefincul.
La familia de Magali es de Lefincul. Ahí llegaron sus abuelos, y en el mismo lugar en donde hoy vive, su padre se asentó con casa y galpón de tejuelas. Él plantó raulies, tuvo animales y cultivó la tierra, mientras que su madre se encargaba de la huerta. De ellos heredó gran parte de sus saberes de campo y continúa una tradición que le da sentido a su vida. Magali comparte el predio con su hermana y con Carlina su madre, quien a sus 85 años sigue cultivando la tierra. Magali cuenta, entre risas, que hoy la aprendiz ha superado a la maestra y se enorgullece de su huerta, que es un fiel reflejo de su personalidad y esfuerzo. Magali participa en la iniciativa Porotarium Austral y fue una de las fundadoras del Mercado Agroecológico de Pucón.
Ivonne Cárdena, Menetué.
Ivonne es oriunda de Carhuello, pero hoy vive en Menetué, de donde es su marido. Juntos trabajan la huerta, cultivando para su consumo y para vender a vecinos, al Mercado Agroecológico de Pucón y en el Mercado Local. Ivonne cultiva porque esa es su manera de vivir; no le ve sentido a comprar verduras cuando puede salir a su huerta y obtener lo que necesita para el día y el año. Disfruta de estar al aire libre, recolectando moras y rosa mosqueta para hacer mermeladas, yendo a ver a sus dos vacas y trabajando en la chacra, donde cultiva papas, porotos, zapallos, choclos y girasoles. Además, se ha aventurado sembrando nuevas hortalizas en la zona, como el kale y zapallos y tomates de diferentes tamaños y colores.
Elizabeth Saez, Santa Elena.
Elizabeth vive en el sector de Santa Elena. A diferencia de las otras huerteras que heredaron los saberes de sus madres, ella lo heredó de su suegra, mujer mapuche que le enseñó todo sobre el cuidado de la tierra, las semillas, y la cocina tradicional. Por eso, uno de los lugares más importantes en su predio es el fogón, un espacio de reunión en donde además seca las semillas, prepara la harina tostada, la tortilla al rescoldo y guarda las papas y los ajos. Elizabeth cría patos, ovejas y gallinas; tiene una quinta con frutales y flores; la chacra; y su huerta, muy cerca de la casa para ir a buscar lo que se necesita al momento. Ahí también está ubicado el invernadero y un vivero donde reproduce diversas especies de plantas. Elizabeth cultiva para el consumo de su familia y para vender en la feria de Curarrehue.
Elena Aguilera, Puala Alto.
Elena es mapuche, presidenta de la comunidad indígena Antonio Catriquir y oriunda de Reigolil. Su padre es lonko, y cuenta que de él y de su madre heredó su cultura, así como los saberes sobre el campo, las hierbas medicinales y la huerta. Migró a Santiago en su juventud para trabajar y regresó a Curarrehue en busca de una vida tranquila, conectada con la naturaleza y sus ciclos. Ahí ha podido criar a sus hijos, cultivar la tierra y tener animales. Para ella, la huerta es una parte integral de su vida, es donde se conecta con su esencia. Puede estar trabajando en ella hasta que se oscurece y no siente ningún malestar. Ama todas las plantas. En su huerta se puede encontrar de todo: frambuesas, lechugas, ajos, girasoles, porotos, habas y mucho, mucho lawen.
Juanita Coñuequir, Huincapalihue.
Juanita vive en el sector de Huincapalihue, Curarrehue. Es pastora evangélica, mapuche, huertera y guardadora de semillas, entre muchas otras cosas. Con su emprendimiento “Nuke Ngan Verduras”, ella y su marido han costeado lo necesario para vivir y para la educación de sus hijos, algo que menciona con gran orgullo. En el predio de Juanita hay ovejas, gallinas y vacas, así como una gran huerta. Su marido se encarga de los animales y la ayuda con la infraestructura de la huerta, pero ella se hace cargo del riego con manguera o con regadera, de los trasplantes, las podas y las siembras. Afirma que solo ella sabe cuidar las plantas como le gusta. Juanita vende sus productos en la feria de Curarrehue y participa en Rutas Ancestrales, una empresa de turismo rural.